Viajar con Don Quijote
Con Don Quijote hasta Barcelona
Tercera ruta

La tercera ruta es un viaje a Zaragoza y Barcelona, con paradas por el camino, siguiendo los pasos de Don Quijote en la Segunda Parte.

Salida de Madrid por la A-2 o Autovía de Aragón y Barcelona

  • Etapa 1

    Alcalá de Henares

    No pasó por aquí D. Quijote, muy cierto. Pero habiendo nacido aquí Cervantes, vivido en su juventud y publicado sus primeras obras no podemos pasar de largo. Se conserva aquí su partida de bautismo y la de sus hermanos. Aparte del magnífico edificio renacentista de la Universidad, donde está el rectorado, hay varios colegios y residencias universitarios del mismo siglo XVI, todos con bellos patios de columnas. También diversos conventos. La Unesco la declaró patrimonio de la Humanidad. La Calle Mayor, porticada, donde está la Casa Natal de Cervantes, discurre por la antigua Vía Romana y fue un tiempo el barrio judío de la ciudad.

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  • Etapa 2

    Sigüenza

    Ciudad de gran belleza y personalidad con muchos vestigios medievales conoció su esplendor durante el siglo XV, cuando gobernaba el Cardenal Mendoza. En los años de Cervantes se terminaba su Catedral. Su imponente castillo fortaleza, hoy Parador de Turismo, nos recuerda su importancia como enclave militar en la Edad Media. Los obispos de Siguenza siempre tuvieron todo el poder, con el báculo en una mano y la espada en la otra.

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  • Etapa 3

    Medinaceli

    UFue, desde la antigüedad, un importante enclave militar. Su bello Arco Romano da cuenta de la importancia que tuvo en esa época. También fue importante en la época árabe. Aquí se dice que murió el famoso Almanzor tras llegar herido de su última batalla. El trazado de sus calles estrechas lo delata, además de puertas y murallas. La Plaza Mayor, en el mismo sitio que estaba el Foro romano, es espléndida, de sobria belleza. Allí están el Palacio Ducal y la Alhóndiga, ambos del siglo XVI. También son de tiempos de Cervantes la enorme Colegiata y el Convento de Santa Isabel.

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  • Etapa 4

    Santa María de Huerta

    Este monasterio fue un importante refugio de cultura en la Edad Media. En su scriptorium se escribieron e ilustraron algunos de los mejores manuscritos españoles. En la época de Cervantes, precisamente, se reconstruyó casi totalmente. De esta época renacentista destaca el claustro superior y el patio herreriano. Quedan partes del primitivo monasterio, como en el refectorium, que es la obra maestra del conjunto.

  • Etapa 5

    Calatayud

    Su recinto amurallado árabe, con varios castillos y torres, es del siglo IX, seguramente los más antiguos de la España árabe. Sus calles y rincones delatan su vieja historia. Sus iglesias y torres mudéjares octogonales del siglo XVI, la Colegiata de Santa María, que se levanta donde estaba la mezquita y que ha sido declarada patrimonio de la Humanidad, y la de San Andrés son dos joyas arquitectónicas irrepetibles. Más antigua es la iglesia de San Pedro de los Francos. De la época de Cervantes es también la popular Puerta de Terrer.

  • Etapa 6

    Pedrola

    Se conserva en perfecto estado, dentro del casco urbano de esta villa, el Palacio Ducal de Villahermosa, que todos los expertos coinciden en señalar como el palacio de los duques del Quijote. Es un palacio renacentista de ladrillo que ha perdido un poco su antiguo brillo, el que imaginamos después de leer los capítulos cervantinos. La actual plaza del ayuntamiento era, sin duda, el gran patio de recepción para los visitantes, a donde accederían a través de un arco que flanqueaban las viviendas del servicio y los trabajadores del campo, que ahora son casas de vecinos.

  • Etapa 7

    Alcalá del Ebro

    En este sencillo pueblo, con una iglesia interesante, se sitúa la Ínsula Barataria donde Sancho Panza ejercía su sabia justicia. Antes, con las crecidas del Ebro, quedaba verdaderamente convertido en una isla. Hoy se pueden apreciar los diques y obras hidráulicas que tratan de evitar que ese brazo del Ebro que la quiere rodear cumpla su propósito con alguna mala crecida y le convierta de nuevo en isla.

  • Etapa 8

    Zaragoza

    Zaragoza necesita ella sola una visita de varios días. Pero si vamos pensando en seguir los pasos de Don Quijote nos deberemos centrar en la Catedral de La Seo, en sí misma un museo de distintas épocas, con esa maravilla de ábside mudéjar; en el castillo palacio de la Aljafería, sede de los antiguos reyes árabes y ahora del Parlamento Autonómico; y en los particulares e interesantísimos palacios renacentistas aragoneses, levantados en tiempos de Cervantes. Entre otro el Palacio de los Morlanes, el de los Morata, el de y el de los Torrero con su magnífico patio interior. Tampoco hay que olvidarse de la iglesias mudéjares zaragozanas, como S y S.

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  • Etapa 9

    Fraga

    Una ciudad cuya historia es anterior a los romanos, quienes hicieron de ella un centro importante. Los árabes también. Su casco antiguo recuerda aún el trazado árabe. La imponente iglesia de S. Pedro, que tiene origen visigodo y luego fue también mezquita, refleja esta larga historia. En las cercanías de Fraga tendría lugar el encuentro de D. Quijote con el bandolero Roque Guinart.

  • Etapa 10

    Mequinenza

    Está muy cerca de Fraga. Aquí sí que encontramos un imponente castillo palaciego como quizás habríamos deseado encontrar en Pedrola e imaginarnos en él a D. Quijote y las grandes fiestas. Dominando una altura sobre el Ebro, es uno de los más importantes e impactantes castillos palaciegos del gótico de Aragón y Cataluña.

  • Etapa 11

    Barcelona

    Comparado con las épocas góticas o modernistas la del renacimiento no es de las que más definen a Barcelona. Pero hay, en todo caso, mucho que ver. En la arquitectura barcelonesa de los tiempos de Cervantes hay que destacar la convivencia de dos estilos, el gótico final estilizado y el nuevo estilo renacentista llegado de Italia y Francia. Aunque hay más ejemplos uno de los más representativos del primer estilo es el edificio de la Pía Almoina (actual Museo Diocesano), que está junto a la fachada de la catedral. Del nuevo estilo renacentista destacan la fachada del Palacio de la Generalitat, así como su Salón de San Jorge, en aquel momento una capilla, y el gran salón de la Casa de la Ciudad. Pero Barcelona es mucha Barcelona y no debemos perdernos un paseo tranquilo por el barrio gótico, como seguro que hacía siempre Cervantes en sus visitas; o por el puerto acompañando a Sancho Panza y admirando con él, como paletos, los mástiles de los barcos. Tampoco hay que dejar de acercarse a esas playas recientemente recuperadas, casi exactas a aquellas en las que tristemente Don Quijote perdió la batalla de los sueños y de la imaginación.

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